En busca del tiempo perdido
Apr 16
/
Fátima Fernández

No voy a hablar ni de Proust ni de la magdalena, sino de María y de cómo recuperó parte de su tiempo pasado y aprendió a vivir su tiempo presente.
QUIÉN era María
María falleció recientemente, unos meses después de cumplir los 93 años.
Tuvo una larga vida llena de experiencias. Sobrevivió a la Guerra civil. Nunca fue al colegio, pero aprendió a leer, escribir y las cuatro reglas. Se encargó, a pesar de no ser la mayor, de cuidar a sus hermanos varones. Trabajó desde muy niña lavando ropa para las casas pudientes y cuando tenía algo de tiempo su madre le enseñaba a remendar ropa. Con el tiempo, pasó de lavar la ropa a los ricos a zurcírsela. Se casó y tuvo 4 hijos y, con el tiempo, 8 nietos y 3 bisnietos. Y jamás salió a la calle sin pintarse las cejas y los labios.
Su día a día consistía en realizar las labores del hogar, zurcir y sacar adelante a su familia. Sus gustos eran sencillos: le encantaba la costura, jugar a las cartas, escuchar la radio y, cuando llegó la televisión, ver telenovelas. Siempre fue una mujer muy activa, pero al quedar viuda y tras una fractura de cadera ingresó en la Residencia (nuestra Residencia de Foz, en Lugo).
Una nueva vida
Lo que más le molestaba a María de su nueva vida era tener que cumplir con los horarios de las actividades propuestas por el centro y, sobre todo, tener que ducharse todos los días.
Creía que las actividades eran una pérdida de tiempo, que no valían para nada.
María venía de una historia de supervivencia, vivía el día a día y ahora se encontraba sin habilidades para utilizar su tiempo libre como ella hubiera querido.
La cultura del ocio actual estaba muy lejos de la realidad que había vivido, no sabía qué hacer con las horas. El trabajo había sido el único medio y fin de su vida y ahora en la vejez no sabía adaptarse a no tener que hacer nada.
Actividades con sentido
Las personas mayores quieren hacer actividades que les permitan volver a sentirse útiles y con las que puedan rescatar retazos de una vida digna y con sentido, y no actividades para matar el tiempo. Porque el tiempo no es oro, ni plata: el tiempo es vida.
Poco a poco, María fue participando en las actividades que realizaba por la tarde la animadora sociocultural. Le gustaba el cine, las actividades musicales, las manualidades, el bingo, los juegos de mesa y las dinámicas de grupo. Pero seguía sin disfrutar de las actividades matutinas: gerontogimnasia, estimulación cognitiva, rehabilitación...
En el año 2020 la pandemia nos obligó a confinarnos en la Residencia y esa circunstancia nos obligó a desarrollar nuevas habilidades de comunicación. Gracias a una donación recibimos varias Tablets que nos permitieron comunicarnos con el exterior y ver los videos que nos mandaban amigos y familiares.
Quisimos aprovechar estos dispositivos para realizar otras actividades y la terapeuta nos propuso realizar una actividad de estimulación cognitiva con fotos de sus pueblos en el pasado y en el presente. A María esto le fascinó. Reconocía lugares, personas... Revivía su infancia y juventud.
Animada, empezó a atreverse a realizar crucigramas, sopas de letras, asociación de palabras, acertijos... La luz de la pantalla y el tamaño de las letras le permitían interactuar cómodamente.
Sus nietos, sorprendidos por lo "moderna" que era su abuela, le regalaron por Navidad su propia Tablet y cuando venían los bisnietos a visitarla lo primero que hacía era sacar su Tablet de la funda azul de ganchillo que ella misma había tejido y les retaba a descubrir "las 7 diferencias".
María recorría los pasillos de la Residencia con la Tablet colgando del andador, interrumpiendo sus paseos para explicar a algún compañero lo que estaba haciendo o preguntarles qué canción querrían escuchar. Fue nuestra mejor divulgadora del uso de tecnologías en la vejez.
Reeducar en el asombro
Conocemos las características que deben poseer las actividades para personas mayores. Pero debemos ser conscientes de que cada persona es diferente y que tiene sus propios valores, gustos e intereses.
Y sobre todo, no olvidemos que lo más sorprendente del ser humano es la capacidad de adaptación y asombro por el mundo que le rodea.
Si la recreación aporta importantes beneficios, potenciar el asombro estimula la curiosidad, la exploración del mundo y aporta experiencias significativas a nuestra vida.
Política
-
Términos y condiciones
-
Aviso Legal y Política de Cookies
-
Política de privacidad
-
Copyright © 2024
-
Empresa adaptada a LOPD Y RGPD
Contacto
-
Contacta con Campus by IDEA
-
campus@ideainnovacion.com
-
948 85 60 25
-
Camino de Esquíroz, 6 Oficina 9
31190 Cizur Menor (Navarra)
También estamos en:
